Militares venezolanos se preparan para tomar el poder si Chávez muere

 

Alarmados por el acelerado debilitamiento físico del presidente Hugo Chávez, militares vinculados con su régimen han desarrollado un plan de emergencia –que involucra la suspensión de los derechos constitucionales– a ser ejecutado ante cualquier señal de agitación política, advirtió el ex secretario de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Roger Noriega.

El plan, elaborado por militares acusados por la justicia estadounidense de tener vínculos con el narcotráfico, pretende servir de póliza de seguros para sus creadores en caso de que una súbita desaparición física del mandatario llegara a amenazar la supervivencia del régimen, señaló Noriega, quien aseguró tener contacto con fuentes informadas sobre la situación en Caracas.

“En mi estimación, la muerte inminente del caudillo podría colocar al país en el sendero del colapso social y político. La cúpula militar instalada por Chávez en enero ya se está comportando como un régimen de facto determinado en preservar el poder a toda costa”, escribió Noriega en un editorial.

“Estos hombres despiadados nunca entregarán el poder y la impunidad que éste les garantiza, y ellos no se hacen ilusiones de que las elecciones les conferirán ‘legitimidad’ en un narcoestado venezolano, y prefieren confiar, en cambio, en los miles de millones de dólares en ganancias mal habidas y en las decenas de miles de soldados bajo su mando”, sostuvo Noriega, quien también fue subsecretario de asuntos hemisféricos del Departamento de Estado.

Citando fuentes facultativas cercanas a Chávez, Noriega dijo que el equipo médico del mandatario sólo ha estado tratando sus síntomas, haciendo énfasis en tratar de estabilizar al paciente y suministrándole dosis de radioterapia y quimioterapia de último recurso.

Chávez, quien a lo largo de los últimos 10 meses ha tratado de ocultar que está perdiendo la batalla contra el cáncer, reveló –quizás inadvertidamente– la gravedad de la situación al orar por un milagro ante las cámaras de televisión durante una misa realizada en Semana Santa, dijo.

Según Noriega, la angustia y la desesperación expresada por Chávez durante el evento sorprendieron a su círculo íntimo, hasta el extremo de que algunos llegaron a cuestionar su salud mental, y llevó a los militares a acelerar la elaboración del Plan B, señaló.

En su columna, el diplomático aseveró que los lugartenientes y los aliados extranjeros de Chávez ya se están comportando como si “ya estuviese muerto”, tomando medidas para consolidar el poder y trazando planes para conformar “una junta revolucionaria” que tomaría “medidas represivas” para contener conatos de descontento.

Estos esfuerzos estarían siendo liderados por Diosdado Cabello, un hábil operador político, designado por Chávez para llevar las riendas de la Asamblea Nacional y el partido de gobierno.

“El nombramiento de Cabello estaba destinado a tranquilizar a un grupo poderoso de narcomilitares: el general Rangel Silva; el general Clíver Alcalá, jefe de inteligencia; el general retirado Hugo Carvajal y media docena de altos oficiales que han sido clasificados como ‘capos de la droga’ por el gobierno de Estados Unidos”, señaló Noriega.

Este grupo representa el ala militar del chavismo que en los últimos meses ha opacado el ala civil, en la que habitan el canciller Nicolás Maduro, el vicepresidente Elías Jaua y el hermano del presidente y gobernador del estado Barinas, Adán Chávez.

Este grupo, según Noriega, está dispuesto a reivindicar la agenda ideológica del movimiento participando en las elecciones de octubre.

Maduro, quien es “extraordinariamente leal al presidente”, es considerado por los observadores políticos venezolanos como el sustituto más viable en la boleta electoral, pero es una propuesta de duro calado entre los militares.

“Mis fuentes me comentan que Cabello y compañía estarían más dispuestos a recurrir a medidas inconstitucionales y a la represión si es que logran conseguir el apoyo de Moscú y Beijing”, comentó.

Los chavistas pretenden seguir suministrando petróleo barato para contar con ese apoyo, sostuvo.

Esas son buenas noticias para los hermanos Fidel y Raúl Castro, quienes están desesperados por preservar el continuo flujo de petróleo venezolano que sostiene la quebrada economía de la isla.

“De acuerdo con una fuente que está enterada de la situación en Cuba, Raúl ha aconsejado a Chávez que se prepare para pasar el poder a una ‘junta revolucionaria’. Pero los venezolanos que desconfían de los Castro están seguros de que esta junta estará formada en su mayoría por hombres leales a La Habana”, reveló el diplomático.

Es un escenario difícil de lidiar para Cabello, “quien no se fía de los Castro, pero con miles de agentes de inteligencia cubanos en Venezuela, los hermanos Castro son una fuerza que debe ser tomada en cuenta”, señaló.

Por otro lado, China, Rusia e Irán están tomando medidas para resguardar los extensos intereses que tienen en el país sudamericano.

China ha proporcionado más de $20,000 millones en préstamos a Chávez en los últimos 18 meses, los cuales serían pagados con petróleo con un valor muy por debajo del precio de mercado.

“Otros $4,000 millones se están negociando ahora, pero mis fuentes en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela dicen que los chinos están exigiendo nuevas garantías. Beijing también está peleando para asegurarse de que cualquier gobierno post Chávez cumplirá sus acuerdos preferenciales”, comentó.

El escenario también genera gran preocupación entre los iraníes, país que ahora depende más que nunca de empresas y bancos venezolanos para evadir las sanciones impuestas en su contra con el lavado de miles de millones de dólares, señaló.

Una situación similar es enfrentada por Rusia, país que actualmente considera la posibilidad de pagar entre $1,000 y $2,000 millones para asegurar los acuerdos de petróleo y gas natural que firmó previamente con Chávez.

“Algunos en Moscú, sin embargo, están cansados de la incertidumbre en Venezuela, sobre todo porque saben que los días de Chávez están contados. Las empresas rusas están decidiendo ahora si seria prudente seguir apoyando al régimen de Chávez, que ha sido un cliente fiable de más de $13,000 millones en armas rusas, o esperar a ver si un gobierno sucesor honrará sus acuerdos en el sector de petróleo y gas”, sostuvo.


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