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Maduro: “La extrema derecha provoca el caos para derrocar al gobierno”


MôNICA BERGAMO
MARLENE BERGAMO
ENVIADAS ESPECIALES A CARACAS


Casi dos meses después del inicio de las protestas que ya dejaron 37 muertos en Venezuela, el presidente Nicolás Maduro recibió a Folha para realizar una entrevista exclusiva en Caracas. Fue la primera conversación del dirigente chavista con un diario desde el inicio de la ola de violencia.

La conversación tuvo lugar anteayer, dos días después de que los cancilleres de los países de la Unión de las Naciones Sudamericanas (Unasur) llegaron a Venezuela para reunirse con el gobierno y con representantes de la oposición, que acusaron a Maduro de reprimir las protestas con prisión y hasta tortura, una acusación que el presidente niega.

Lea abajo los principales tramos de la entrevista:

Folha – Una de las recomendaciones que la Unasur hizo después de visitar Venezuela fue la de moderar el lenguaje para viabilizar el diálogo entre el gobierno y la oposición. ¿De qué manera recibió este consejo?
Nicolás Maduro – Nosotros fuimos los que pedimos la visita de la Unasur. Y fue organizada en tiempo record. La Unasur le está dando la máxima prioridad a la defensa de la democracia en Venezuela, al gobierno constitucional y está contra el golpe de Estado. Los cancilleres se reunieron con todos los sectores y pudieron constatar las dificultades que existen para el diálogo político con un sector de la derecha que, a pesar de haber sido llamado, no quiere conversar. Y que intenta tapar el golpe diciendo que son sólo manifestaciones. No lo son. Es un golpe que asumió una modalidad perversa de violencia en las calles. Ahora, está bien: si ayuda a que ese sector se siente en una mesa para hablar de paz, bajaremos un poco el tono del lenguaje.

Pero usted todavía no lo hizo.

En Venezuela hay un debate muy caliente, permanente. Y nosotros, los venezolanos, tenemos una virtud: decimos las cosas como es necesario decirlas.

Ustedes proponen cambios profundos en el país y una parte de la población está en contra de eso. La polarización, por lo tanto, debería continuar.

En todos los países democráticos hay polarización. En Venezuela, es histórica, entre un proyecto de patria y otro, en contra de la patria. Los cambios que promovemos fueron debatidos en 19 elecciones y nosotros ganamos 18. Nuestro socialismo democrático, bolivariano fue legitimado por una sociedad en donde la pobreza bajó del 70% a menos del 20%, que redujo la indigencia de un 30% a menos del 7%, el desempleo de un 25% a un 5,6%. Ese modelo encontró una oligarquía, una derecha que se opuso antidemocráticamente, que dio golpes. Que entra en el canal electoral y constitucional por algunos momentos, pero que sale de él muy rápido. Y que ahora volvió al camino golpista.

Los estudiantes de la oposición presentaron ante la Unasur relatos de represión y tortura.

Falso. Mienten descaradamente. La tortura terminó en Venezuela como política de Estado. Todavía hay 5000 desaparecidos en el país de las décadas del 60 y 70, época en la que miles de estudiantes y trabajadores fueron torturados y asesinados y no se decía nada. La tortura terminó con la victoria de la revolución bolivariana.

¿Y los manifestantes que fueron presos?

Dirigentes de la oposición se comunicaron con nuestro vicepresidente durante el comienzo de las manifestaciones violentas para decir que había abuso policial y tortura. Yo dije: tráiganme las denuncias. Hace cinco semanas que estoy esperando. Si acá hubiera algún tipo de abuso policial, inmediatamente [los agentes de seguridad] serían capturados y sentenciados. Están presentando un mundo al revés. Primero, hay un llamado para derrocar a un gobierno legítimo. Ese llamado está acompañado por quema de universidades, de ómnibus, del metro, de servicios eléctricos, de ataques y de asesinatos violentos.

La oposición dice que 800.000 personas salieron a la calle y que sólo una minoría es violenta. Pero el gobierno criminaliza a todos.

Por cobardía, la oposición se dejó estigmatizar y llevar por una extrema derecha golpista. Guardaron silencio. Cuando quemaron ómnibus y universidades dijeron que era una protesta justa.

Usted define la campaña "La Salida", que aboga para que deje el gobierno, como un intento de golpe. En Brasil, el PT realizó la campaña "Fuera FHC" en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Siempre hubo un "Fuera Lula". Y los gobiernos nunca hablaron de golpe.

Cualquiera puede hablar. Pero en Venezuela no se trata de una palabra. Es un plan político. Aquí se convocan manifestaciones violentas para provocar el caos y la ingobernabilidad para derrocar al gobierno. No lo lograron. No lo van a lograr.

En Brasil hubo protestas violentas en 2013, hasta existió el intento de invadir el Palacio del Planalto. Y el gobierno no dijo que se trataba de un golpe. ¿No hay una retórica exagerada?

No se puede comparar. En Venezuela, tenemos una derecha que ya varios golpes de Estado que fueron condenados internacionalmente. Y que está ligada a los círculos más conservadores y de tradición golpista de los Estados Unidos. Hoy tenemos pruebas de que toda la organización y el liderazgo fundamental de la derecha venezolana recibe miles de dólares para impulsar salidas no constitucionales en Venezuela.

La diputada María Corina Machado fue destituida la semana pasada de su cargo de diputada sin un juicio en el que se pudiera defender. En Brasil, un diputado condenado llegó a ir esposado al Congreso y tuvo derecho a una defensa, tal es la gravedad de destituir, en una democracia, a un parlamentario electo.

Ella abandonó la Asamblea Nacional. Como diputada, tenía prohibido, por la Constitución, aceptar otros cargos públicos. Bien, esa ex diputada aceptó un cargo público de un gobierno extranjero, el panameño [ella intentó hablar en la OEA con una credencial de Panamá], que es incluso un gobierno hostil hacia Venezuela.

¿No sería necesario un juicio en donde pudiera defenderse?

Como dicen los constitucionalistas, esos casos no admiten pruebas contrarias, porque son una violación expresa a la Constitución. Hay alcaldes que también fueron destituidos, condenados y presos porque no evitaron barricadas en sus ciudades, con derecho a juicio en una única instancia.

¿Eso no fue violento también?

La única violencia fue el ataque al pueblo que los eligió. Esos alcaldes, con mentalidad fascista, de extrema derecha, encabezaron ataques, usaron sus cargos para atacar a sus propios electores. Uno de ellos fue responsable por el incendio de una universidad, levantó barricadas.

Las barricadas son históricas y son usadas en diferentes épocas por manifestantes. De nuevo: ¿no es exagerado hablar de golpe?

En el caso de Venezuela, no. Porque el plan de ellos era cerrar el país, las ciudades principales, llenando las calles de barricadas, como en Ucrania. Es como hicieron con João Goulart [derrocado en el golpe de 1964]. Demonizaron a João Goulart. Hicieron manifestaciones de familia y de libertad. Decían: "Son pacíficos". Pero detrás de ellos había un plan golpista, de los Estados Unidos y de la CIA. Eso contra Brasil, que es un continente. ¿Imagine contra Venezuela? Y ahora, 50 años después, sale la CIA pidiendo perdón. Hay documentos que prueban que el plan principal de ataque de los Estados Unidos contra [el presidente chileno Salvador] Allende [que sufrió un golpe en 1973] era en la economía. En esa época, le preguntaban a Goulart y a Allende: "¿Ustedes tienen pruebas de que la CIA planea un golpe?". Decían: "No, no tenemos". Yo tengo pruebas de que estuvieron detrás del golpe contra Chávez [en 2002] y de que están ahora detrás de este golpe.

¿Qué pruebas tiene?

Documentos de todo tipo. De cómo se conspira. De cómo se financia.

Usted habla de guerra económica. Pero existen problemas de administración de la economía.

Claro. Hay en todos los países.

Hay problemas en la exportación de petróleo, en la producción de alimentos, con el tipo de cambio. Hay intervenciones en los precios, control de intereses. ¿Eso no es perjudicial para un buen ambiente de negocios?

Nuestro modelo es exitoso. En 1999, nuestro PIB era de US$ 90.000 millones. Hoy es de US$ 400.000 millones. En la Comisión de Paz [que reúne al gobierno con parte de la oposición y empresarios para mantener un diálogo en torno a la crisis del país] estamos tomando decisiones para acelerar la economía en 2014.

Inflación, violencia, desabastecimiento, no son problemas de ahora.

Son problemas de todos los países. Si tomamos un mapa ahora mismo, buscamos diez países y los estudiamos por una semana

La inflación más alta será la de Venezuela.

Pero también será el país con mayor igualdad. Todos los países tiene problemas, que surgen por una coyuntura, por causas naturales, sociales o por políticas equivocadas. ¿Y eso justifica la violencia, derrocar gobiernos legítimos y democráticos en el mundo? No, quien quiera protestar, que proteste. El comandante Chávez fue campeón de la crítica y de la autocrítica. Y era el campeón de llamar al pueblo a protestar. Yo también. Yo llamo al pueblo venezolano a que proteste.

Si una persona está en una fila y no encuentra leche o papel higiénico…

Eso es coyuntural.

¿Si usted no fuera presidente, saldría a protestar también?

Totalmente. Totalmente. Para eso hay democracia. Para que las personas salgan y digan lo que quieren, lo que sienten y para que los gobernantes hagan lo que tiene que hacer para resolver los problemas. Ahora, que no sea una cosa de marketing.

¿La presidenta Dilma Rousseff tiene el mismo empeño que tenía Lula en relación con Venezuela?

[Ríe y después responde] Dilma es una gran compañera presidenta, una gran líder de América del Sur, una mujer firme, valiente. Nosotros la queremos mucho. Sabemos que ella ama a Venezuela, que amó al presiente Chávez. De Brasil siempre lo que recibimos es amor, cariño, solidaridad y apoyo.

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